El proyecto

Mundo Colibrí es una exposición itinerante de arte y ciencia sobre los colibríes desde una perspectiva ambiental y social.

Introducción

Este proyecto consiste en crear una exposición itinerante sobre los colibríes, aves que habitan exclusivamente en el continente americano y que destacan por su belleza, diversidad, función ecológica como polinizadores en los ecosistemas, así como por el valor simbólico y mitológico que tienen para las distintas culturas del continente.

Conceptualizada desde una perspectiva artística, cultural y de divulgación científica, la presente muestra permitirá a los visitantes conocer el fascinante mundo de los colibríes al adentrarse a una atmósfera conformada por 345 esculturas semi-abstractas, a escala 1:1, obra del escultor mexicano Davit Nava, que representan todas las especies de colibríes registradas hasta la fecha de acuerdo con la taxonomía del ornitólogo estadounidense James Clement.

La exposición ocupará un espacio aproximado de 400 m2 y estará acompañada por animaciones digitales, paisajes sonoros e ilustraciones botánicas de las flores visitadas por estas aves.

Objetivos

El objetivo principal de esta exposición es generar un acercamiento respetuoso entre la naturaleza y las personas a través del arte, la ciencia y la cultura. Así como:

  • Mostrar la diversidad de especies de colibríes que se conocen.
  • Despertar el asombro y el interés en los visitantes por la biodiversidad en general y su conservación.

Temáticas abordadas

En la presente exposición el visitante podrá:

  • Conocer la importancia ecológica de este grupo de aves.
  • Descubrir la presencia de estas aves en las diferentes culturas del continente americano a lo largo de la historia y a través de mitologías, leyendas, narrativas y folklore.
  • Reflexionar sobre la estética como percepción de la belleza y acercarse a expresiones filosóficas en torno a ella.
  • Explorar mediante modelos escultóricos y digitales aspectos relacionados con su biología y conservación.

Los colibríes en México

En la cosmovisión indígena el colibrí ha sido admirado por la defensa de su territorio, también se le considera un mensajero y se asocia con el Sol, con el amor, con la resurrección y con la guerra. La principal deidad mexica fue Huitzilopochtli, «a la izquierda del colibrí» o «colibrí zurdo». En el Templo Mayor se han encontrado esqueletos de colibrí en las ofrendas.

Los colibríes pueden mantenerse suspendidos en el aire y volar en cualquier dirección. Algunos son capaces de aletear hasta 200 veces por segundo y alcanzar velocidades de hasta 95 km/h. Su frecuencia cardíaca puede alcanzar hasta 1,260 latidos por minuto. Su pico les permite alimentarse del néctar de una gran cantidad de flores. Son polinizadores de más de 1,000 especies de plantas con flores en todo el continente, y por ello son muy importantes para el funcionamiento de los ecosistemas.

Cada pieza escultórica representa a una especie distinta de colibrí, y son modeladas a mano usando materiales de desecho. Las piezas son concebidas con la intención de favorecer el reconocimiento de las especies reales en la naturaleza. Por ello, los detalles cromáticos y morfológicos han sido simplificados mostrando mediante, líneas rectas y cortes geométricos (cuadrados, rectángulos o triángulos), únicamente los detalles más relevantes de la especie con el fin de evitar la saturación del ojo humano.